En 2019, siendo colaborador de Coches Clásicos, el director de la revista, Iván Vicario, me propuso aportar mi granito de arena a la sección El garaje soñado de… Y no pude evitar retroceder en el tiempo hasta mi infancia. Desde el SEAT 131 hasta el Simca 1000, entre otros muchos, dibujaba todos los automóviles que veía pasar por la calle a principios de los años 70. En algunos pude viajar como pasajero. Y otros tuve la oportunidad de conducirlos con el transcurrir del tiempo.
En mi selección, además del SEAT 131, incluí otros dos automóviles muy queridos para mí: el Citroën DS y el General Motors Firebird III. Y como sólo podía elegir tres vehículos para mi garaje soñado, quedaron fuera el Citroën GS –que no se libró de una de mis vomitonas en un viaje al pueblo–, el Renault 8 TS del que tanto presumía un familiar y el McLaren M23 con el que Emilio de Villota me contagió la pasión por la Fórmula 1. Quizás en otra ocasión me dedique a hablar de ellos con más detenimiento.
SEAT 131 1600
Después de cederme varios SEAT 124, la empresa con la que me inicié en el mundo laboral puso a mi disposición un SEAT 131 1600 con faros redondos. Si no recuerdo mal, había sido matriculado en 1977. Y gracias a su volante deportivo, unas llantas Targa y lo limpio que siempre lo tuve no le faltaron pretendientes –tanto honrados como amigos de lo ajeno–.
Me encantaba porque era un auténtico multiusos que servía para trabajar, llevar a la familia y, por supuesto, disfrutar de la conducción. Pero más que consumir aceite, ¡lo devoraba!
Citroën DS
Es uno de los gratos recuerdos de aquellas vacaciones estivales que duraban tres meses. La unidad en cuestión la adquirió un vecino que había emigrado a Suiza y a mí me maravillaba su estética. De manera especial, su imponente frontal, del que siempre me intrigaron sus grupos ópticos amarillos. ¿Por qué no eran blancos?
Me costó familiarizarme con la denominación DS y todavía sigo refiriéndome a él como Tiburón. Elegante y adelantado a su tiempo, tendría una plaza preferente en mi garaje soñado.
GM Firebird III
De pequeño disfrutaba hojeando una enciclopedia de mi abuelo en la que aparecía este prototipo biplaza de General Motors. Presentado en 1958, el Firebird III medía 6,3 metros y contaba con un sistema híbrido, compuesto por una turbina de gas y un motor bicilíndrico, que entregaba una potencia de 225 CV.
Se conducía con un joystick y estaba dotado de llave ultrasónica, pulsador de arranque, sistema para programar la temperatura antes de entrar en las cabinas, control de velocidad automático, transmisión Hydra-Matic… ¡Una pasada!
29 de noviembre de 2024. Por Bernardo Valadés. Fotos: SEAT / Citroën / General Motors.