Casi de forma automática, los trenes evocan imágenes de viajes idílicos, vacaciones familiares o escapadas románticas. Pero esa visión amable puede tornarse sombría cuando surgen retrasos, cancelaciones o problemas técnicos. En la literatura, el reverso tenebroso del ferrocarril ha sido fuente de inspiración para grandes nombres del género: Patricia Highsmith lo exploró en Extraños en un tren, Agatha Christie lo convirtió en clásico con Asesinato en el Orient Express y, en España, Carlos Maza lo ha plasmado con maestría en Los crímenes del Expreso de Andalucía, una reconstrucción literaria de uno de los sucesos más impactantes del siglo XX en nuestro país.
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Un clásico de la crónica negra española
Es posible que los lectores más jóvenes no estén familiarizados con los crímenes del Expreso de Andalucía. Los hechos se remontan al 11 de abril de 1924, cuando José María Sánchez Navarrete (funcionario de Correos), Antonio Teruel (excrupier) y Francisco de Dios Piqueras (un tipo conflictivo que, como sus compinches, tenía problemas económicos) subieron en la estación de la localidad madrileña de Aranjuez al tren nocturno que cubría el trayecto entre Madrid y Córdoba.
Concretamente, al vagón en el que los funcionarios Santos Lozano León y Ángel Ors Pérez clasificaban y custodiaban envíos postales, dinero y objetos de valor. Ambos fueron asesinados brutalmente por Antonio Teruel y Francisco de Dios Piqueras, quienes, junto a José María Sánchez Navarrete y el botín, se apearon del convoy en Alcázar de San Juan (Ciudad Real).
Allí los esperaba José Donday, alias Pildorita, junto a un taxista para trasladarlos a Madrid, donde Honorio Sánchez Molina, el quinto integrante de la banda y autor intelectual junto a Sánchez Navarrete, regentaba una pensión en la calle Infantas.
Las pesquisas policiales dieron sus frutos y esclarecieron la trama. En el caso de Antonio Teruel, se suicidó en su piso antes de ser detenido. Por su parte, José María Sánchez Navarrete, Francisco de Dios Piqueras y Honorio Sánchez Molina acabaron siendo ejecutados en el garrote vil en la cárcel Modelo de Madrid. Y José Donday cumplió condena en el penal de El Dueso (Cantabria), reintegrándose posteriormente a la vida civil.
‘Los crímenes del Expreso de Andalucía’
En su obra Los crímenes del Expreso de Andalucía, Carlos Maza rescata este episodio desde un enfoque innovador y humano. La narración se construye a través de los testimonios de personas relacionadas directa o indirectamente con los hechos: policías que participaron en la investigación, serenos y vecinos de la zona, familiares de los implicados… Todo ello es recogido por un periodista que, con el transcurrir del tiempo, logra entablar contacto con Donday.
Lejos de ser considerado un delincuente, Donday resulta ser un ejemplo de reinserción social. Durante su estancia en el penal de El Dueso llegó a traducir El fantasma de Canterville de Oscar Wilde, demostrando una faceta culta y sensible que contrastaba con un pasado vinculado a las drogas, el juego y una estrecha relación con Sánchez Navarrete –entonces, en lugar de homosexual, se empleaba el término invertido para referirse a una persona vinculada sentimental o sexualmente a otra del mismo sexo–.
El libro de Maza es muy recomendable. Además, Los crímenes del Expreso de Andalucía reivindica el potencial de la autoedición. Publicado fuera del circuito editorial tradicional, esta obra demuestra que existen joyas literarias en los márgenes del mercado clásico, títulos que merecen su lugar en el panorama cultural por su calidad, rigor y originalidad.
1 de agosto de 2025. Por Bernardo Valadés. Imágenes: Bubok / Biblioteca Nacional de España.
