Fabián Villena: “Igual que llevamos el coche al taller por avería, debemos ir al psicólogo cuando tengamos un problema de salud mental”

el psicólogo Fabián Villena

Psicólogo, ‘speaker’ internacional, formador en Actitud Positiva Inteligente y Productividad y profesor de máster y MBA en universidades y escuelas de negocios, Fabián Villena nos habla en esta entrevista sobre sus primeros vehículos, el éxito de su libro ‘Despliega tu actitud positiva inteligente’ y un asunto que cada vez despierta un mayor interés: la salud mental.

Fabián, ¿cuál era el automóvil de tus padres? ¿Qué recuerdos tienes de él?

El coche de mi infancia fue un SEAT 124, entre verde y amarillo, en el que viajábamos los seis integrantes de la familia. Casi todos los fines de semana íbamos de Elda, nuestro lugar de residencia, hasta Villena, donde teníamos una casa de campo. Lo recuerdo como un coche fiable, espacioso y seguro. Y, además, solía ir acompañado de la música de Julio Iglesias salvo los domingos, que escuchábamos el fútbol.

Y una vez que aprobaste el carné de conducir, ¿cuál fue el prime coche que tuviste?

El primer automóvil que tuve al sacarme el carné, con 18 años, fue un Renault 5 del mismo color que el SEAT 124, entre verde y amarillo. Probablemente, era el mejor coche que se podía tener entonces para empezar a conducir: era pequeño y ligero, y no te preocupaba si lo rayabas. Fíjate hasta qué punto estaba despreocupado con aquel Renault que un día un vecino fue a avisarme porque lo había dejado sin cerrar y con las ventanillas bajadas.

Un par de años después, mi padre me compró un Chrysler Sebring de color burdeos. Era precioso y potente, con una gran estabilidad y lleno de detalles por dentro. Lo disfruté mucho.

Según explicas en el libro Despliega tu actitud positiva inteligente, hace años trabajaste en mercadillos. Fabián, ¿os desplazabais en furgoneta? ¿Qué modelo era?

Así es. El furgón que más tiempo llevé fue un Mercedes-Benz Sprinter semicapitoné. Era largo, una maravilla. Como vendía zapatos e iba hasta arriba, transportaba mucho peso; pero con la potencia que tenía me sentía muy seguro. La única pega que tuvo era que pertenecía a una serie con problemas de motor y tuvimos que cambiárselo pronto, un gran sobrecoste. Salvo eso, lo disfruté mucho.

En aquella época viajaba una hora de ida (temprano, sobre las 6:30 de la mañana) y otra de vuelta (en torno a las 15:30). Escuchar música o la radio mientras conducía era como mi momento de recreo, una forma de desconectar del mundo. Me encantaba.

¿Por qué decidiste estudiar psicología? ¿Qué te ha aportado personal y profesionalmente?

Decidí estudiar psicología porque en el mercadillo casi hacía de psicólogo escuchando a la gente, pero no cobraba por ello… Así que me dije: voy a sacarme el título y así monetizo mi trabajo. Más allá de la broma, me di cuenta de que mi trabajo en los mercadillos me encantaba; sin embargo, no me veía en ellos el resto de mi vida y los estudios siempre se me habían dado bien.

Elegí psicología porque siempre me ha atraído mucho el comportamiento humano, observar y analizar a las personas. En primer lugar, la psicología me ha ayudado a comprenderme mejor a mí mismo y, por supuesto, a comprender mejor a los demás.

Aunque elegí la rama de la psicología aplicada al mundo laboral, siempre estoy trabajando con personas y ello me permite influir en la vida de mucha gente. Esto no tiene precio. Cuando entrenas a alguien para que sufra menos y disfrute más haciendo su trabajo, con la influencia que eso tiene en sus familias y amigos, es muy gratificante.

Portada del libro Despliega tu Actitud Positiva Inteligente de Fabián Villena

¿Qué aceptación está teniendo el libro Despliega tu actitud positiva inteligente? ¿Qué te comentan las personas que lo han leído?

La aceptación está siendo fantástica. Cuando iba a publicar Despliega tu actitud positiva inteligente, oí que sólo el 1% de los libros llega a vender 1.000 ejemplares. Desde el primer momento, mi objetivo no era solamente que el libro llegara a mucha gente y fuera un best seller, cosa que hemos logrado en varias categorías de Amazon. Además, quería que fuera un libro long seller, es decir, que perdurara en el tiempo. Y es algo que me gusta aún más.

Teniendo en cuenta que no soy una persona mediática, valoro todavía más la noticia que adelanto en primicia a Mobilitynews: gracias al empujón que me han dado desde que he fichado por Penguin Random House, hemos llegado a los 10.000 ejemplares vendidos.

Lo más bonito de todo es que sigo recibiendo mensajes en los que muchas personas me explican cómo mi libro les ha ayudado a mejorar su vida. Y eso es lo que más valoro. Además de que les guste y se diviertan leyéndolo, aprecio que les sea útil y puedan aprovechar las múltiples herramientas que comparto en él.

¿Hasta qué punto la salud mental puede influir negativamente en la conducción?

La conducción puede ser un placer siempre y cuando se cumplan unos requisitos mínimos de salud mental. Por eso hemos de superar un reconocimiento médico en el que interviene un psicólogo, ya que, si no se gestiona bien, conducir puede ser muy peligroso para la persona que conduce, los ocupantes del vehículo y otros usuarios de la vía.

Hay factores esenciales en la conducción que son mentales, como la atención, la concentración, la toma de decisiones, etc. Por ello, cuando no cumplimos con ciertos mínimos es preferible no conducir por tu bien y por el de los demás.

Fabián, para finalizar, ¿qué le recomendarías a quien tenga problemas de salud mental? ¿Qué debe hacer para sentirse mejor?

Es obvio: si tengo un problema en mi coche, voy al mecánico; y si mi problema es de salud mental, voy al mecánico de la mente, es decir, al psicólogo. Creo que en nuestra cultura aún tenemos un sesgo por superar, ya que todas las personas, antes o después, vamos al médico de cabecera cuando padecemos un problema de salud. En cambio, en lo que concierne a la mente, nuestro órgano más importante y complejo, parece que aún nos cuesta ir al psicólogo.

Ir al psicólogo te ahorra mucho tiempo y sufrimiento innecesario. No se nos enseña a saber cómo gestionar nuestra mente y, en cambio, parece que no nos podemos permitir acudir a un profesional que nos guíe a hacerlo. Es algo cultural, ya que en otras culturas ir al terapeuta es chic, una demostración de que me cuido y me lo puedo permitir.

Gracias a que figuras relevantes han compartido sus experiencias acudiendo a un psicólogo, este asunto se está normalizando más. Valoro mucho que personas famosas como el cantante Dani Martín, el jugador de baloncesto Ricky Rubio o Jaime, guitarrista del grupo Supersubmarina, hayan tenido la madurez, generosidad y valentía de hacer pública su experiencia con la psicología.

Al psicólogo no van los que tienen problemas, porque problemas tenemos todos; al psicólogo van quienes quieren solucionarlos.

25 de enero de 2025. Por Bernardo Valadés.