En 1971, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos comenzó a utilizar el vehículo lunar de reconocimiento (LRV, por sus siglas en inglés). Charles Duke, piloto del módulo lunar de la misión Apolo 16 (1972), fue uno de los seis astronautas que tuvo la oportunidad de conducirlo en la superficie de nuestro satélite.
Al descender del módulo lunar Orion en la llanura de Cayley, Duke se convirtió en el décimo astronauta en pisar la Luna. Y junto a su compañero, el comandante James Young, pasó más de 70 horas realizando labores de exploración. Al preguntarle por el LRV, opina que “se trató del primer coche eléctrico realmente fiable, robusto y seguro”.
Principales características del vehículo lunar de las misiones Apolo de la NASA
Con una longitud de tres metros y un peso en el satélite de apenas 37 kilos, el vehículo lunar de reconocimiento fue desarrollado por Boeing, mientras que General Motors aportó los cuatro motores eléctricos de 0,25 CV, la suspensión independiente y las ruedas.
“El LRV tenía unas cubiertas hechas con alambres, lo que, al principio, me pareció una locura. Sin embargo, fue una idea ingeniosa, porque garantizaban una buena tracción”, recuerda Charles Duke. “Antes sólo se podía caminar unos 400 metros por la Luna. Pero el LRV revolucionó los paseos espaciales, ya que permitía ir seis o siete kilómetros más allá del lugar de alunizaje”, precisa el integrante de la misión Apolo 16.
Una anécdota: cada vez que los astronautas conducían el vehículo lunar de reconocimiento, Glynn S. Lunney, ingeniero de la NASA, lo pasaba realmente mal… “Todos ellos tenían un Corvette en la Tierra y eso me ponía realmente nervioso. ¿Por qué tenían que ir tan rápido con el LRV en la Luna?”, recordó años después.
11 de mayo de 2024. Por Bernardo Valadés. Fotos: NASA / Porsche.