Hablar de El problema final (Alfaguara), de Arturo Pérez-Reverte, es hacerlo de un libro de movilidad. De ahí que sea objeto de esta reseña caprichosa y tardía –nunca es tarde si el fin lo merece– en la sección ‘Viajes y Ocio’ de Mobilitynews.
Al fin y al cabo, nos referimos a una novela cuya introducción tiene lugar en Génova (Italia), su nudo transcurre en la pequeña y ficticia isla de Utakos, próxima a Corfú (Grecia) y la costa albanesa, y el inesperado desenlace se escenifica en la italiana Verona, a orillas del lago de Garda. Además, en sus páginas hay mucha acción criminal e intelectual. Pues eso, movilidad…
‘El problema final’: un tributo a Arthur Conan Doyle y Agatha Christie
En junio de 2023, cuando se anunció el lanzamiento de El problema final y se comunicó que la nueva obra de Pérez-Reverte era una novela-problema a la antigua usanza, no dudé en reservar un ejemplar. “Estos son los libros que apetece comprar y disfrutar”, pensé.
Y mucho antes de quedar atrapado en sus 317 páginas, el académico ya me había conquistado. El protagonista de El problema final era Hopalong Basil, un actor que, tiempo atrás, interpretó a Sherlock Holmes en la gran pantalla. Un explícito y merecido homenaje a Basil Rathbone, el que para muchos ha sido quien mejor ha encarnado al inmortal detective en el cine –sin olvidar, añado de mi cosecha, a Peter Cushing y Jeremy Brett–.
Un tributo, pues, extensible al creador de Holmes, sir Arthur Conan Doyle. De hecho, El problema final es el título de uno de los relatos escritos por el autor escocés. Y no uno cualquiera: siempre será recordado por incluir el icónico enfrentamiento entre Sherlock Holmes y el profesor James Moriarty en las cataratas de Reichenbach (Suiza).
Igualmente, el libro homenajea a Agatha Christie: Utakos bien podría ser la isla del Negro de Diez negritos, cuyo título fue sustituido en 2020 por Y no quedó ninguno a petición de su bisnieto, James Prichard, con el objetivo de resultar más aséptico y eliminar cualquier connotación racista. Pero, como se suele decir, esa es otra historia…
Una mujer aparece ahorcada en un cuarto cerrado: ¿cómo resolver el misterio?
Arturo Pérez-Reverte cuenta que, para ambientar la trama, viajó a Corfú. Y fue allí donde localizó una península similar a la isla (Utakos) que había imaginado: «Cada ciprés, cada olivo, cada piedra, estaba exactamente donde debía estar. (…) Y les doy mi palabra de que me pareció ver, o realmente vi, a dos de mis personajes allí mismo, frente a mí o tal vez a mi lado, caminando por la arena en pos de un enigma», escribió en XLSemanal.
Un enigma que se desarrolla, en junio de 1960, en el transcurso de un temporal que afecta a la citada isla de Utakos. Durante varios días, trece personas –la propietaria del único hotel, sus empleados y los huéspedes– se ven obligadas a convivir en un territorio con una superficie de un kilómetro cuadrado. Están incomunicadas. Cualquier transporte por mar es inviable.
Y lo que deben ser unas apacibles jornadas dedicadas a pasear, leer, jugar al ajedrez o tomar una copa en veladas amenizadas por el mayordomo-pianista, se transforman súbitamente en un estado de confusión y temor cuando Edith Mander aparece ahorcada en el pabellón de la playa. La habitación está cerrada y nadie parece haber podido entrar o salir de ella. ¿Un suicidio? ¿O quizás un asesinato?
Hopalong Basil, ¿o mejor deberíamos decir Sherlock Holmes?, entra en escena
Es a partir de ese momento, tras el fallecimiento de la huésped británica, cuando Hopalong Basil entra en acción. Contrariado al principio, pero dejándose querer en el fondo, acepta, cual Sherlock Holmes, hacerse cargo de la investigación de esa y otras muertes posteriores acaecidas en la isla hasta la llegada de la policía griega. Incluso es acompañado por su particular doctor John H. Watson: un escritor español de novelas populares llamado Paco Foxá.
En El problema final, los guiños al canon holmesiano y las películas de Sherlock Holmes son constantes. Y también a otras obras literarias y referencias cinematográficas; entre ellas, el célebre macguffin de Alfred Hitchcock. Un deleite para quienes idolatramos todos esos universos.
Final inesperado: así juega Arturo Pérez-Reverte con el lector
En la presentación de El problema final, Pérez-Reverte reveló que envió el manuscrito a la editorial sin el último capítulo. ¿El propósito? Comprobar si había alguien capaz de adivinar el nombre del autor o autora de los asesinatos. “Nadie lo hizo”, aseguró.
Yo tampoco. Y no sólo eso: esperaba otro final. A medida que empecé a leer las últimas páginas, comprendí cómo el escritor había jugado con quien esto firma. Cuando me adelanté a la revelación, el vello se me erizó. Y al confirmarse la misma, esbocé una sonrisa. Pero podría haber sido una carcajada: la misma que Arturo Pérez-Reverte no pudo contener cuando visualizó la trama en aquella península de Corfú.
28 de junio de 2024. Por Bernardo Valadés. Imágenes: Penguin Libros / Archivo.
